JESUCRISTO SUPERSTAR, UNA EXPERIENCIA DIVINA
- 7 jul
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Tras 54 años de Escuela, este curso he decidido enfrentarme a un reto: llevar a escena con los alumnos nada más ni nada menos que Jesucristo Superstar.
Lo que ha ocurrido desde el primer ensayo de Jesucristo Superstar ha sido una experiencia divina, algo inenarrable.

Todo empezó con la presentación ante los alumnos y cuadro docente de la temática elegida. Era la primera semana del mes de marzo. El aula, llena de estudiantes ansiosos de saber lo que les depararía el próximo fin de curso, estallaron en un aullido al sonar las primeras notas que Andrew Lloyd Webber creó como obertura, sin duda en estado de gracia, siendo muy joven.
Sin embargo, esta no fue la primera obra que escribió Lloyd Webber abordando temas bíblicos. En 1967, con sólo 19 años, ya creó “Joseph And The Technicolor Dreamcoat”. El profesor de música del Colet Court de Londres, le encargó una partitura basada en el Antiguo Testamento para ser cantada por el coro de la escuela. Trataba sobre la vida de José, uno de los doce hijos de Jacob, cuyos envidiosos hermanos lo vendieron a unos ismaelitas, que le llevaron a Egipto.
Tres años más tarde Lloyd Webber, movido por su sensibilidad hacia lo trascendente, graba a los 22 años un álbum conceptual llamado “Jesucristo Superstar”, con sonido rockero, sorprendiendo a todos. Por tanto, esta obra no nació inicialmente como un musical. Tras un intento de llevarlo a escena en Broadway, con un éxito moderado, Lloyd Webber volvió a Londres, la ciudad que le vio nacer y consiguió un récord de 3.358 funciones. En el cine, Norman Jewison, concibió una particular versión en 1973, ayudando a popularizarla.
En España se ha llevado a escena en tres ocasiones: en 1975 dirigida por Jaime Azpilicueta e interpretada por Camilo Sesto en el papel de Jesús, que cosechó un gran éxito. Una reposición en 1984 a cargo del mismo director con Pablo Abraira como protagonista. Y por último la productora internacional Stage Entertainment, en 2007 con Miquel Fernández como Jesucristo. En Barcelona pudimos disfrutar la espléndida interpretación de Gerónimo Rauch, como reemplazo.
Pero volvamos a nuestra Escuela. Este Nuevo Testamento que hemos interpretado, nada tiene que ver con cualquier idea edulcorada que pudiéramos tener de antemano de la Historia Sagrada. No ha sido concebida inicialmente como una obra religiosa, sino como un estudio dramático de los últimos días de Jesús.

Desde la primera sesión de ensayos, los alumnos percibieron que se encontraban ante algo sublime. Sin duda, no se trataba de un musical normal.
En la primer escena Judas se muestra crítico con Jesús, temiendo que sus enseñanzas enfrenten al pueblo contra el poder de Roma y sea su perdición. Los apóstoles y seguidores, a ritmo de un trepidante funk, preguntan a Jesús “Dinos lo que va a pasar”. La sala de ensayos vibra. Jesús les calma: “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre porque Dios os saciará. Dichosos los humildes porque heredaréis la tierra. Dichosos los compasivos porque seréis tratados con compasión ¡GLORIA A DIOS!
En ese momento se produce el primero de los milagros. Las expresiones en los rostros de nuestros alumnos cambian. Si bien antes, muchos jóvenes relativizaban o desconocían el mensaje de Jesús, de pronto empiezan a sentir una transformación personal y grupal. Bellas palabras que surgen de la voz de uno de sus compañeros de clase que interpreta a Jesús. Palabras que hablan de justicia, que impulsan la igualdad y el respeto hacia todas las personas, incluyendo grupos vulnerables, en defensa de los derechos humanos y la inclusión social. Jesús habla de esperanza en tiempos difíciles. Maria Magdalena entra en escena y unge a Jesús. Todos se suman a los coros con fervor: “Todo va bien, todo el mundo está en paz, duerme”.
Los sumos sacerdotes quieren aniquilar a Jesús ya que su fama incrementa ¿Cómo acabar con el nuevo Mesías?, se preguntan. Los jóvenes artistas confieren a sus personajes una presencia contundente. Todo hace presagiar el trágico final. Reflexionamos en grupo: la doctrina de Jesús podría hoy en día también generar controversias, incomodidad en ciertos sectores e incluso rechazo en estructuras religiosas o políticas tradicionales.
Jesús entra en Jerusalén. El coro canta: “Hosanna hey, sanna sanna sanna ¡oh! sanna hey, sanna oh, sanna. Oh Jesús, Jesús, muéstrame tu luz, sanna oh, sanna hey, Superstar”. Los alumnos se sienten felices, esta canción es medicina para el alma, aleja las preocupaciones y bailarla es un placer.
El joven y beligerante apóstol Simón Zelotes quiere convencer a Jesús de aniquilar el poder de Roma a través de la lucha armada. Jesús detiene su mano: "Simón, vuelve tu arma a su lugar, porque todos los que tomen las armas, a armas perecerán". Y de nuevo nuestros alumnos comprenden el poder de Jesús como líder espiritual, cuya doctrina promueve la paz. “Evitad los conflictos”, “Orad por aquellos que nos maltratan”, “Orad por aquellos que nos persiguen”, “Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios”, “Aquel que me ama, no alzará las armas contra sus enemigos y guardará mis palabras en su corazón, más allá de mi muerte”. Comentamos en clase su mensaje: “exactamente lo que el mundo necesita hoy”. Todos asienten en silencio.
Pilatos, el prefecto romano de Judea, despierta súbitamente de una pesadilla. En sueños ve a un hombre especial, indefenso como un animal al que va a sacrificar. Ve a los fieles, rotos de dolor, gritando el nombre de su asesino: “¡Pilatos lo mató!”. Su voz, llena de matices, hace estremecer a los estudiantes. La interpretación del joven Pilatos, arranca los aplausos de sus compañeros.
“El Templo Profanado” es uno de los pasajes más impactantes. Jesús se enfurece ante los comerciantes: ¡Quitad esto de aquí! ¡El templo es para rezar y no una cueva para comerciar! ¡Fuera! ¡Fuera! Si Jesucristo apareciera hoy, probablemente tendría que enfrentarse también a una sociedad consumista.
Jesús demostró una gran compasión por quienes sufrían y estaban enfermos. En los Santos Evangelios se le identifica como “el Médico”, aunque realmente no lo fue en el sentido estricto de la palabra. En la escena “El Valle de Los Leprosos”, escucha a los enfermos, les comprende, interpreta sus deseos y les infunde aliento, fe y esperanza. “Tu fe te ha curado”. Les ayuda a creer de nuevo en la vida y en su salud. Si bien Jesús ejerció el papel de sanador, su poder de curación se basaba en el amor divino. Jesús ofrece la sanación interior y con ello los enfermos conseguían la sanación física. Los jóvenes artistas interpretan maravillosamente bien esta escena. Su expresión corporal, fruto de horas de trabajo corporal en las clases de danza, otorgan verosimilitud a todos sus movimientos.

Instalamos largas mesas con capacidad para 13 alumnos -los doce apóstoles y Jesús. Nos preparamos para el gran ritual de la Santa Cena. Mientras colocamos los enseres, cantamos: “Todos los problemas se evaporan en el vino antes de cenar. No le preguntéis, sabéis la respuesta, esta noche algo malo va a pasar”. Nos colocamos según el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci. La escena de La Santa Cena se convierte en una poderosa herramienta que nos conecta a todos, en una comunión espiritual que trasciende el espacio del aula. Somos una familia artística y esta escena nos ayuda a construir relaciones más profundas con nuestros compañeros. Al compartir el pan y el vino, nos reafirmamos en nuestro compromiso de apoyarnos mutuamente y vivir la comunidad escolar desde una nueva perspectiva.
Los Apóstoles duermen. Llega el momento cumbre, Jesús inicia las primeras notas del tema “Getsemaní”, una obra maestra teatral. Jesús se debate entre la obediencia y el miedo. Jesús busca el sentido a su sacrificio inminente en un conflicto interior. “Lo que me inspiró, hoy me abandonó. Nunca te dejé de lado, te he entregado tantos años, soy tu hijo, sólo un hombre, y no me puedes pedir más”. Musicalmente es la canción más exigente del repertorio. Todos lo sabemos y contenemos la respiración ante tal magistral interpretación de nuestro Jesús. Estallamos en aplausos finales.
Y llegamos a “El beso de Judas”, el símbolo de la traición e inicio de la Pasión de Jesucristo. La música se suspende. Entra Judas en silencio acompañado de los esbirros y los sumos sacerdotes. “Jesús es aquel y sus amigos duermen”. Judas le besa en la mejilla y Jesús es apresado. Nuestro Judas es una personaje complejo y contradictorio. Judas, que ama profundamente a Jesús, espera que él establezca un reino político y militar para acabar con el poder de Roma y se siente decepcionado. Explico a mis alumnos que muchos políticos que llegan al poder también traicionan sus ideales y a sus aliados y algunos revelan informaciones confidenciales, vendiendo sus principios para beneficio personal. Muchos abandonan o desacreditan causas a las que pertenecían. Estas acciones pueden compararse con la traición de Judas.

El apóstol Pedro, interiormente destrozado, por miedo y debilidad, niega conocer a Jesús y ser discípulo suyo. “No conozco a este hombre” repite tres veces. La magnitud de su negativa va creciendo a cada nueva negación. ¿Cuántas veces nos hemos mostrado débiles y no hemos afrontado la situación con valentía? nos preguntamos.
Jesús es llevado ante Pilatos. Sólo se conocieron unos minutos, pero fueron definitivos para que se le considere involucrado en la muerte de Jesús. “No eres de mi jurisdicción. No soy tu juez. Herodes lo es”. Pilatos se lava las manos como símbolo de evadir responsabilidades, aunque él tenía poder para evitar la condena. En la sociedad actual nos rodean multitud de ejemplos: aquel que permite una ley injusta aduciendo que no es de su competencia; alguien que no actúa ante una injusticia; alguien que se desentiende de la consecuencia de sus actos; alguien que actúa con indiferencia moral….
Planteamos la siguiente escena como un respiro cómico antes de que los acontecimientos sigan su curso dramático. En nuestro caso no se trata de un rey sino de una reina. La escena de Herodes la presentamos como un cabaret o vodevil, con un acento satírico y provocador. El llamativo vestuario de nuestra Herodes, combina a la perfección con sus coristas, un cuerpo de baile de virtuosos claquetistas y su coreografía a ritmo de charleston. Narra la burla y el menosprecio de Herodes y su corte hacia Jesús antes de enviarlo de vuelta a Pilatos: “Si es verdad que eres divino, haz que el agua se haga vino”, canta satíricamente Herodes.
Abrumado por la culpa y el arrepentimiento, Judas pone fin a su vida. La muerte de Judas está cargada de simbolismos entre el bien y el mal. Judas yace en el suelo y se plantea si alguien que ha cometido un acto tan abominable puede aspirar al perdón: ¿Me perdonará? ¿Me salvará a mí también? Reflexionamos sobre la traición en las relaciones tanto individuales como profesionales y les recuerdo a mis estudiantes la importancia de la lealtad. En algunos casos, las malas acciones son irreversibles llegando a causar a quien las comete angustia y un conflicto interno irreparable por siempre: “Mi mente está nublada ahora. Las tinieblas inundan mi alma” canta Judas mientras un implacable tic-tac acompaña el descenso de la soga que acabará con su vida. El coro entona: “Traidor Judas, traidor Judas, traidor Judas”.

LLEGA LA REPRESENTACIÓN:
La orquesta, compuesta por cinco maestros de sus respectivos instrumentos, nos acompañan en esta brutal experiencia. Su música nace de las entrañas del alma y del profundo conocimiento de este musical. El director inicia los primeros compases de la obertura: el público grita de emoción al apagarse las luces de sala. Los músicos desgranan cada uno de los temas ensayados con precisión e intensidad.
La función avanza durante dos horas ante una audiencia sorprendida y entregada.
Llegamos al acontecimiento más importante descrito en la Biblia: La Crucifixión. Antes de ser clavado en la cruz, Jesús sufrió brutales torturas. Fue golpeado, azotado, escupido y ridiculizado con una corona de espinas. En el momento de su crucifixión, su cuerpo extremadamente resentido tenía ya pocas fuerzas. Permaneció en la cruz durante seis horas antes de expirar, soportando intensos dolores y deshidratación. Los estudiantes son jóvenes y sensibles. ¿Cómo solucionar esta escena sin sangre ni violencia en directo? Mientras un emotivo adagio sobre el tema Getsemaní era interpretado por dos virtuosos alumnos al violín y a la flauta travesera, proyectábamos en pantalla poéticas y evocadoras imágenes grabadas para acompañar este trance. Todos ahogábamos nuestras lágrimas en silencio para no perturbar el momento.
El esperado tema Superstar cerró el espectáculo. El público ovaciona puesto pie y no da crédito a la hazaña de sus hijos. La satisfacción envuelve a profesores, alumnos, técnicos y familiares. Con esta función acaba el curso lectivo 2004-2005 y empiezan las vacaciones de verano.
Jesucristo Superstar no sólo ha proporcionado a nuestros estudiantes una experiencia y práctica escénica inestimable sino también cultura, conocimiento, historia y valores.
Si Jesús hubiera nacido hoy, su influencia hubiera sido global. La tecnología generaría mensajes virales, debatiría públicamente en los medios de comunicación. Algunos lo verían como un líder espiritual, otros como activista, otros temerían su polémica figura. Movería masas en pro de la paz, la igualdad y la ayuda humanitaria. Sus enseñanzas se opondrían a los modelos económicos actuales centrados en el consumo y el poder.
En la actualidad, su figura continúa inspirando iniciativas de ayuda al prójimo, obras solidarias y un acercamiento a la espiritualidad, al perdón y reconciliación.
Pocas veces un Musical ha reunido tantas virtudes contenidas en su historia, en su música y en su legado.
Coco Comin





