EL PLAGIO NO ES UN HOMENAJE A SU CREADOR. ES UN ATAQUE A LA PROPIEDAD INTELECTUAL.
Crear o copiar: Crear es la capacidad de inventar ilimitadamente. Copiar es plagiar.

El creador no inventa de la nada. Bebe de los logros de anteriores generaciones y del aprendizaje. El auténtico creador recoge lo aprendido y lo eleva a una dimensión inédita.
En cambio, copiar es una decisión intencionada y consciente del plagiador. La apropiación indebida de una obra ajena y presentarla como propia es un delito de robo, fraude y timo. Replicar una idea, omitiendo el nombre del autor y agregando el propio, es una acción éticamente inaceptable.
Dentro del mundo académico, el plagiador debería pagar un alto precio en su reputación profesional y arrastrar una mancha personal difícil de reparar.
Adueñarse de una o varias coreografías y replicarlas mecánicamente exactas las convierte en una sucesión de movimientos sin alma. Adueñarse de textos e ideas y hacerlos pasar como propios es engañar y autoengañarse. Adueñarse de métodos y venderlos como propios es un acto de sustracción de la propiedad intelectual. Hacer de ello un negocio es doblemente censurable.
Por desgracia, no todos los casos de plagio están sujetos a acciones legales. Algunos son tan sutiles, que son difíciles de demostrar.
En vuestro presente como estudiantes, repetid y automatizad las enseñanzas de vuestros maestros hasta el infinito. En vuestro futuro como profesionales, utilizad estas armas aprendidas para CREAR vuestro propio estilo Y NO COPIAR.
Consejo: Si os basáis en alguna coreografía standard de Musical, nunca dejéis de nombrar su procedencia.